Los pavimentos rígidos, especialmente los de hormigón, se utilizan ampliamente en infraestructuras como carreteras, aeropuertos, plataformas logísticas, naves industriales y aparcamientos. Estos suelos están diseñados para soportar cargas elevadas y un uso continuo, pero con el paso del tiempo pueden presentar daños estructurales debido a asentamientos del terreno, erosión, movimientos del subsuelo o impactos repetitivos.
Ante este tipo de deterioro, la reparación tradicional suele implicar demoliciones parciales, cortes, levantamiento de losas y largas interrupciones del servicio. Sin embargo, existe una alternativa mucho más rápida, precisa y no invasiva: las inyecciones de resina expansiva.