Para cada carril de la autopista seguimos un protocolo que consta de las siguientes fases operativas: cierre al tráfico del carril a tratar con desviación del flujo al otro carril, prueba penetrométrica antes de la intervención, perforación del pavimento de la vía e inserción de los conductos de inyección, ejecución de inyecciones de consolidación con monitoreo láser continuo de la superficie de la carretera, prueba penetrométrica postintervención y reapertura al tráfico del carril tratado.
En detalle
Después de detectar el plano de gravamen del paquete de sustrato de carretera asfáltica a una profundidad de 1 metro de la superficie de trabajo, realizamos las perforaciones, con un diámetro entre 18 y 26 mm, a intervalos regulares a través del paquete compuesto por las capas bituminosas y la losa hasta una profundidad de 4 metros más allá del espesor de este paquete. De esta forma pudimos llegar a todo el volumen más afectado por las cargas superficiales.
Una vez finalizada la perforación, colocamos los tubos de inyección en las perforaciones reallizadas. Las inyecciones se realizaron con la metodología de "columna", es decir, la introducción de resina en el terreno se produjo al mismo tiempo que la extracción del tubo desde el fondo hacia la superficie. Para cada vertical, la inyección implicó una capa de terreno promedio de un espesor de 4 metros, calculado a partir de la superficie de apoyo de la losa vial. Hemos escogido la secuencia de inyección para facilitar el inicio del proceso de disipación de las presiones debidas a la expansión de la mezcla. En total realizamos 28 columnas de inyección y 3 inyecciones de superficie inclinada debajo de la losa, en el centro de la calzada.
Una vez finalizada la perforación, colocamos los tubos de inyección en las perforaciones reallizadas. Las inyecciones se realizaron con la metodología de "columna", es decir, la introducción de resina en el terreno se produjo al mismo tiempo que la extracción del tubo desde el fondo hacia la superficie. Para cada vertical, la inyección implicó una capa de terreno promedio de un espesor de 4 metros, calculado a partir de la superficie de apoyo de la losa vial. Hemos escogido la secuencia de inyección para facilitar el inicio del proceso de disipación de las presiones debidas a la expansión de la mezcla. En total realizamos 28 columnas de inyección y 3 inyecciones de superficie inclinada debajo de la losa, en el centro de la calzada.
