Los suelos arcillosos son especialmente comunes en varias zonas urbanas y rurales de nuestro país. Su principal limitación es la alta variabilidad volumétrica en función de la humedad: se hinchan al absorber agua y se contraen durante los periodos secos.
Esto los convierte en uno de los tipos de terreno más inestables desde el punto de vista geotécnico, a menudo causa de asentamientos diferenciales, grietas en las paredes, desniveles en los suelos y otros daños estructurales.
LOS SUELOS ARCILLOSOS ENTRE SEQUÍA Y FENÓMENOS DE INUNDACIÓN
En comparación con los suelos arenosos o de grava, la arcilla retiene mucha humedad, expandiéndose cuando está mojada y retrayéndose en condiciones de sequía. Este ciclo repetido provoca tensiones sobre las cimentaciones, especialmente si no fueron diseñadas tras un estudio geotécnico detallado o en zonas afectadas por cambios climáticos acusados.
Problemas frecuentes en los suelos arcillosos:
- Asentamientos diferenciales: las zonas más deshidratadas del terreno se compactan más, provocando desniveles en las cimentaciones y en los forjados.
- Grietas en las paredes, fisuras en fachadas y tabiques: debidas a los movimientos estructurales inducidos por el terreno inestable.
- Pérdida de capacidad portante: tras lluvias intensas, el aumento del contenido de agua en el terreno reduce su resistencia mecánica, incrementando así el riesgo de asentamientos estructurales.
- Inestabilidad estructural: en los casos más graves, muros de carga, pilares o forjados pueden verse comprometidos.
¿CUÁNDO DEBE CONSIDERARSE PELIGROSA UNA GRIETA?
Aunque cada caso debe evaluarse individualmente, existen algunas señales de alarma que indican la presencia de grietas potencialmente peligrosas:
- Grietas anchas y en crecimiento: Si las grietas tienen una anchura considerable o aumentan de tamaño con el tiempo, es importante intervenir de inmediato.
- Grietas acompañadas de otros signos de daño estructural: Si las grietas van acompañadas de hundimientos, desplazamientos o deformaciones visibles de la estructura del edificio, es necesario consultar a un profesional.
- Grietas de trazado irregular: Las grietas que siguen patrones diagonales, en V o desalineados pueden ser señal de problemas estructurales más graves.
Consolidación de suelos arcillosos con inyecciones de resina expansiva
En el caso de suelos arcillosos, caracterizados por notables variaciones volumétricas en función del contenido de agua, es posible intervenir mediante inyecciones de resinas expansivas para restablecer la capacidad portante del terreno y corregir posibles asentamientos diferenciales.
Las inyecciones en profundidad en el terreno
El método consiste en la inyección en el terreno, por debajo de las cimentaciones, de una resina de poliuretano bicomponente de alta expansión. Una vez inyectada, la resina reacciona rápidamente generando un empuje volumétrico que permite:
- Compactar el terreno.
- Mejorar las características mecánicas del terreno, como resistencia y rigidez.
El proceso se monitoriza en tiempo real mediante instrumental de precisión como láser y/o radar 3D, para garantizar eficacia y control durante todas las fases de la intervención.
Ventajas de las inyecciones de resina en suelos arcillosos
La resina penetra eficazmente en la matriz del terreno, rellenando las cavidades y mejorando su estabilidad. Además, la disminución de la permeabilidad ayuda a mitigar los ciclos de hinchamiento y retracción propios de los suelos arcillosos sujetos a variaciones de humedad.
Beneficios principales:
- Ausencia de excavaciones e impacto mínimo en el edificio o en las actividades en curso.
- Resultados inmediatos, verificados con ensayos penetrométricos comparativos antes y después de la intervención.
- Efecto impermeabilizante local, con reducción de filtraciones de agua.
- Estabilidad duradera, incluso en condiciones climáticas extremas o variables.
CAMPOS DE APLICACIÓN
Esta técnica está indicada en numerosos contextos constructivos e infraestructurales, entre los que se incluyen:
- Edificios residenciales con grietas, desniveles o asentamientos localizados.
- Edificios históricos construidos sobre suelos arcillosos.
- Naves industriales o pavimentos de hormigón sujetos a deformaciones.
- Carreteras, pilares de puentes, infraestructuras en general y muros de contención.
- Áreas geotécnicamente sensibles, sujetas a fuertes oscilaciones termo-higrométricas.